27 de diciembre de 2011

Hoacín o Guacharaca de agua (Opisthocomus hoazin)















CLASE: Aves
ORDEN: Galliformes
FAMILIA: Opistocómidos
GENERO Y ESPECIE: Opisthocomus hoazin

El hoacín (Opisthocomus hoazin), también conocido como hoatzín, chenchena, serere y shansho (en el Perú), como guacharaca de agua (en Venezuela) o como pava hedionda (en Colombia), es una especie de ave cuculiforme, la única del género Opisthocomus y de la familia Opisthocomidae. No se conocen subespecies.
Es un ave tropical peculiar que habita en las zonas pantanosas que envuelven el río Amazonas y el río Orinoco, en América del Sur.


Tiene las dimensiones de un faisán, pero es mucho más esbelto, con el cuello y la cola más larga y tiene la cabeza pequeña. Tiene una cara blanca sin plumas y con los ojos rojos, y en la cabeza hay una cresta serrada. Tiene una capacidad limitada de volar. Tamaño aproximado: 60cm Cara desnuda azul brillante, ojo rojo, cabeza adornada de cresta erguida, desaliñada, en forma de abanico. Cresta, parte anterior de cuello y pecho. Resto de la parte dorsal castaño. Parte dorsal casi toda pardo olivo bronceado. Cola algo larga que desplegan al volar, pardo frusco con puntas anchas ante canela.

El hoacín come las hojas y los frutos de las plantas que crecen en los pantanos en los que vive. Una de las tantas peculiaridades de esta especie es que tiene un aparato digestivo único entre las aves. Los hoacines usan fermentación bacteriana en la parte delantera del estómago para descomponer el material vegetal que consumen, tal como las vacas y otros rumiantes. A causa de esto, este pájaro posee un olor parecido al estiércol, y sólo se le caza como alimento en tiempos de extrema necesidad.

Los hoacines son una especie gregaria y hacen nidos en pequeñas colonias, poniendo entre 2 y 3 huevos en un nido de bastones construido en un árbol que cuelga sobre el agua. El pollo, que es alimentado a base de pasta vegetal regurgitada por los padres, tiene otra extraña práctica; tiene dos garras en cada ala, que le ayudan a agarrarse a las ramas a medida que trepa por los árboles. Eso ha llevado inevitablemente a comparaciones con el ave fósil arqueoptérix, con el que no guarda relación cercana.

Se trata de una especie muy ruidosa, que tiene una variedad de sonidos de llamada, uno de los cuales se suele describir como similar a los resoplidos de un fumador empedernido.

Cuando eriza la cresta eréctil y lanza su chillido silbante y estridente, toda su figura cobra una apariencia de ferocidad. Pero es solo eso, una apariencia. Torpe para andar, incapaz de volar con desenvoltura y velocidad, mal equipado con respecto a huesos y músculos, el hoatzin es un ave que difícilmente habría sobrevivido en los arbustos y árboles donde vive encaramado.

El olor característico puede ser percibido de lejos, aun por el débil olfato humano, y mucho más por las fieras del monte. Tal vez a causa de esa defensa, el hoatzin sobrevive desde hace milenios. Es un fósil vivo: sus polluelos, como los de algunas otras aves, tienen dedos con uñas en las alas, para trepar.


Las colonias de hoatziles, normalmente numerosas, crecen aun más durante el celo, y suman centenares. Muchos monos tratan de apoderarse de los huevos que el hoatzin empolla unos 25 días. Pero, también en este caso, su mejor defensa es la fetidez. 

Estas fotos las tomé a orillas del río Paguey. Edo. Barinas

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